Piedra en las burbujas: Un acercamiento a EL TIEMPO DE LA BURBUJA De Porfirio Salazar

 


 “EL TIEMPO DE LA BURBUJA”, es una colección de cien haikus, que como su nombre indica buscan la brevedad de la burbuja y la pompa de jabón. Característica, pienso al paso, que podría aplicarse a la generalidad de haikus; encierran en cada uno una visión, una reflexión, es decir, “reflejan” realidades breves de la cotidianidad, del paisaje, de temas varios. No se encamina a la construcción de un universo cerrado univalente del conjunto.

 

Por esa razón el libro lo he releído en una suerte de rayuela, saltando de un poema a otro, de manera azarosa. El poemario de por sí se presenta de esa manera, sin una coincidencia temática que conecte un poema con otro en su orden consecutivo.  Sin embargo, sobresale un concepto persistente: la piedra. Porque, de algún modo, el poeta vuelve a ciertos lugares, objetos y temas de manera inconsciente. Y aunque, notoriamente, no fuera la intensión principal del libro; la piedra toma sus significados de las coincidencias y nos permiten proponer un atisbo de mundo propio del libro a partir de ellas.

 

Con base en la premisa del poema FILOSOFÍA BARATA, que nos dice: “El tiempo es piedra, /la piedra bebe tiempo: /hoy viviré”; entramos a la primera equivalencia, en la que la piedra es tiempo, “piedra amarilla” le llama al sol que con su paso y ausencia hace el día; “amatista” le dice a la luna, haciéndola una piedra cristal violeta, que a su vez hace el tiempo noche a noche.

 

Por tanto, el tiempo se ha dividido en dos para poder hacer lo diurno y lo nocturno. Pero el tiempo pasa continuo: “arrugas en el tiempo que nunca duerme”. La noche es el tiempo de los misterios, incluido entre ellos la muerte.

 

Tres poemas nos dan la clave mayor de todo el texto.

 

NACIMIENTO

Ruge la noche

y en mi pecho de piedra

crece la yerba.

 

EPITAFIO SOBRE CUALQUIER LÁPIDA

Nadie me reza,

como piedra perduro,

solo en mi muerte

 

LA TULIVIEJA

Entre el escombro

y con la noche al hombro

vuelve a ser piedra.

 

La Tulivieja es un fantasma que por la noche busca a sus hijos. Ella carga al hombro la noche, es decir el tiempo, y vuelve a ser piedra, que también es tiempo.

 

Al decirnos “como piedra perduro, solo en mi muerte”, el propio poeta se convierte en existente, pero no vivo; “y en mi pecho de piedra /crece la yerba.” El poeta se convierte en la muerte nacida. Un muerto que no puede dormir.

 

El poeta está muerto porque el tiempo no duerme, el tiempo está vivo: el tiempo es el fantasma. Y lo más cruel es que uno mismo es el tiempo.

 

Hay otra asociación con la piedra que es el sonido. Está en el poema LA RANA DORADA, donde le dice: “Piedra de lumbre, /sigilosa de miedo /duerme entre las piedras”, más tarde dice, sobre el sol “Ojo amarillo /en la luz del cantor”. Como se ve, hay una multiplicación del sentido. El sonido, la música, el canto, la poesía (por extensión), son el contrapeso del tiempo. “y en mi pecho de piedra /crece la yerba.”, cantar en el silencio del tiempo, como un fantasma.     

 

Porfirio Salazar, panameño, es un poeta mayor de reconocido talento, ganador de distintos premios. Con motivo del I Festival Internacional de Poesía “Wyne and poetry” en Colchagua Chile hemos podido escuchar sus poemas con sus variaciones tonales. De ahí que ya sospechamos que Porfirio es un estudioso de las formas.

 

EL TIEMPO DE LA BURBUJA, más que nada es un breve paseo por el laboratorio de Porfirio Salazar. Cada breve poema es un pequeño tubo de ensayo donde va poniendo, en algunos casos con la mano trémula y otras veces con dosis contundente, palabras. Sabemos que además cultiva otras rigorosas exigencias de la poesía como el soneto; y concuerdo plenamente, con que una de las maneras más importantes de hacer oficio es poder encontrarse con ese rigor. Ningún poeta es tan grande para salirse del marco del espejo; la gran mayoría de nosotros vivimos jugando aventándole piedras (¿tiempo? ¿maldiciones?); pensando que hemos roto todas las formas. 

 

SERGIO GARECA

ORURO, MAYO 2023

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