"CUERVA" DE NELLY VASQUEZ




Cuerva es una colección de poemas de Nelly Vásquez y que forma parte del catálogo de la editorial Lengua de Urucú de Santa Cruz de la Sierra.

El conjunto de los poemas es una feminización de la animalidad o una animalidad feminizada. Una concepción zoológica del mundo con animales presa y animales depredadores, pero sobre todo un ecosistema peligroso de coexistencia.

No relata situaciones sino condiciones de existencia, en algunos casos la estancia del paisaje y otras de la institucionalizad, la oficialidad, contra un ser que es mixto artificial y salvaje. Es artificial en cuanto cumple con la convención de la existencia en un mismo espacio, ciudad y casa, y salvaje en cuanto no encuentra solaz.

La poeta está fuera de lugar, pero a la vez no se tienta ni se exige salir de esa condición de ciudad, casa y sociedad. Intenta una anti condición, un acondicionamiento que no llega. Entiende esto como una amenaza de su ser para los demás y no de los demás contra sí misma.

Le preocupa la domesticación de las cosas, su sumiso estado conquistado, y hurga en las cosas intentando revelar esa animalidad que es sobre todo femenina.

También tiene pasajes quirúrgicos de desmembramiento de los seres que se animalizan en los poemas.  Son poemas lejanos del amor. El amor está desentendido. Es parte del incómodo estado de las cosas. en cambio, ella pelea por un ser natural que viaja de una cosa a otra sin complicaciones ni estancamientos sentimentales. Sin embargo, esto no puede librarla del tedio de una ciudad confundida.

Esta ciudad confundida está en algunos conceptos amontonados y algunos versos atropellados en esa confusión. Aun así ese ritmo de vorágine le resulta también bastante soso. Forma parte también de lo domesticado, le molesta esa realidad hecha en casa. Esa casa es extraña una casa sin olor a madre, sin olor a nada, un inodoro e incoloro reducto.

De esa casa sale y nos recibe Nelly Vasquez.    

 

SERGIO GARECA

ORURO, JULIO 2020

 

LaGarta 
 
Otro café, un olor distinto ajeno a los amargores previos de la madera... 
 
El metal ha corroído la nobleza de nuestros añejos árboles, creando a fuego esta maleza 
urbana deforestando la ancestral plantación de granos. 
 
Te huelo 
cruzando las mismas aceras pensando en mi verde perdido de tiempo ¿Dónde estaré 
realmente? Te dices y callas esa voz inoportuna.  
 
Eres prudente y cobarde, especialmente cobarde.  
 
Yo también lo soy. No me atrevo esta vez a recibir miserias ni hacer miserable a otro.  
 
No quiero cargar con el peso del amor de nadie, ni con sus dolencias, parálisis emocional ni 
autismos afectivos; apenas puedo con mis cortes…  
 
Y no pienses que es descortesía sentimental, mis placeres merecen más que simplones pedazos 
de tiempo malgastado de morbos depresivos, inocuos y sin sentido. 
 
Yo también he aprendido a talar esperanzas ajenas,  
el café es otro. 

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