DE LA ÓRBITA FINAL de Eduardo Kunstek.

 


Hace un par de años recibí un mensaje con la alegre sorpresa de que tenía un libro de que debía recoger de cierta calle, acá en Oruro. Era el libro DE LA ÓRBITA FINAL de Eduardo Kunstek, que había sido publicado por TRILCE “Cuadernos de Poesía”. Editorial que ha publicado también al genio boliviano Antonio Terán Cavero.

Yo había escuchado hablar de Kunstek y, desde luego, conocía poemas suyos; uno de mi especial predilección que no tiene título y que empieza con los maravillosos versos

“A un poeta no se lo hiere

—es preferible matarlo—”

y al recibir el libro me sentí especialmente honrado de que ya se haya enterado de mi existencia y caminata por las mismas calles que a él le dieran sol y sombra aquí en Oruro.

DE LA ÓRBITA FINAL, es un libro acerca de la búsqueda escatológica de la última experiencia vital asumiendo la belleza como último margen del mundo comprensible, del mundo habitable, del mundo posible; donde un jardín es el lindero con lo desconocido y uno no puede sobrepasar ese margen. Por tanto, es una tesis acerca de que no es la ontología en realidad la que debiera dar respuesta a nuestro ser y sus limitaciones sino la estética.

Esto podría acercarnos metafóricamente a la imagen del edén a cuya orilla deambulan los expulsados del paraíso.  Este poeta caminante, piensa del propio camino, que está mal andado, no por cojo, sino por haber sido recorrido casi de puntillas, dejando huellas incompletas.

El poeta da sus palabras a ver si pudiera encontrar eco de ese paraíso, o ese más allá de los jardines que hacen de límite final, porque tal vez fuera la voz de la poesía la única que pudiera escapar de este mundo limitado; donde la belleza es lo único que lo excede. La poesía además es la luz que trata de alumbrar más allá de ese final.

* Eduardo Kunstek Montaño, es poeta orureño, ha publicado El recurso del fuego (1989); Noche de Arawikus (coautor, 1989); Vindicación de la cigarra (1990); Cántaro y luna (1994).

 

SERGIO GARECA

ORURO, 2021

 

Final de Viaje

Para bajar la luna a la aldea de los alfareros

dejaré ambos recuerdos, luna y barro,

¡mejor todos!

besando la niebla del último invierno

aquilatada de siglos con ñoña avidez

Solo mis pasos orquestados de caminante

libres de tropiezos en vuelo

por trombones dispersos y perdidos

a la hora del concierto de tan tristes dioses

a cada golpe de talón perderé una palabra

para llegar en silencio al barro primordial

a la calesita en su giro perpetuo

moldeando nuevas desventuras inmensurables

a la luz de la luna el jardín se duerme

condescendiendo en ocultar bajo los pétalos

a recuerdos recurrentes entre espinas

 

 

*

 

 

CONCURRRENCIA

Cuando la luz oculta sus fotones

una voz congrega desde las sombras.

la luz no sabe del eco que arrastran sus palabras

que calor templa al grito y mata a la caricia

su murmullo de palabras roídas en la garganta

ganando al silencio del sol de mediodía

no sabe la luz que las palabras crepitan

más allá de los significados adormecidos

se multiplican allende la memoria

esquivando olvidos devueltos a la vigilia.  

 

 

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